dilluns, 18 de gener del 2010

Haddam Station, NJ.

"En Cromwell Lane, junto al ayuntamiento, todavía hay luz en el vestíbulo acristalado. En la oficina de impuestos, el conserje está de pie junto a la puerta, con la fregona en posición de firmes. En algún lugar lejano silba un tren y suena una sirena a trabes de los frondosos olmos del instituto. Veo destellos de luces y oigo la monotonía primaveral de las zonas residenciales. Podría decirse que no hay nada tan solitario como una calle del extrarradio por la noche, cuando estás solo. Pero no sería verdad. Me juego el cuello a que hay muchas cosas peores. Por ejemplo, estar sentado en la oficina de la Bolsa de Nueva York. Una muerte silenciosa en el mar sin que nadie se dé cuenta de que te hundes. La vida de Herb Wallagher. Todo eso sería peor. La verdad es que podría hacer una lista interminable.
Conduzco por la pendiente adoquinada hacia la estación, adonde, si no me equivoco, debe de estar a punto de llegar un tren. No está mal quedarse en la oscuridad, sin sitio para sentarse, y observar a los viajeros que salen, a la luz de los fangosos faros del tren, encaminándose hacia la promesa de generosos [...]"

"El periodista deportivo" de Richard Ford. Traducido por Isabel Nuñez y José Aguirre. 1986.